UNA HISTORIA VERDADERA (THE STRAIGHT STORY, 1999)
Basada en los hechos reales de Alvin Straight, un anciano estadounidense que recorrió más de 300 km en una cortadora de césped para visitar a su hermano enfermo para redimir la relación al final de sus vidas.
Emotiva adaptación con una magnífica fotografía y música. Hay pocos diálogos pero cada uno de ellos es una pequeña joya. Lynch nos presenta una atípica road-movie (bueno, no tan atípica), en la que para muchos es su película más atípica. En mi opinión tampoco es tan atípica dentro de la filmografía de Lynch... el tipo de historia y su desarrollo sí que es diferente a sus otros largometrajes, pero en algunas secuencias se respira un ambiente muy conocido, ese inexplicable pero inconfundible toque lynchiano de Twin Peaks con parajes naturales y rurales norteamericanos con la música de Badalamenti de fondo... la aparición de algún que otro personaje que ya vimos en la mítica serie refuerza la sensación de estar viendo un spin-off muy raro y lejano.
Lynch sabe hilar con maestría una historia bastante simple pero que llega muy hondo al corazón, sin artificios ni sensiblería. El magnífico Richard Farnsworth nos regala una gran interpretación del protagonista Alvin. Impedido en la vida real para andar con normalidad, Farnsworth fue nominado a los Oscar aunque no logró llevarse la estatuilla. Como aspectdo negativo, se quitó la vida al año siguiente cuando su enfermedad había avanzado ya mucho y le quedaba poco tiempo de vida.
También es reseñable la interpretación de Sissy Spacek, la hija de Alvin con discapacidad intelectual, un personaje que a pesar de su problema no deja de cuidar a su anciano padre y de regalarle unos pocos y emotivos momentos de felicidad.
Una bonita película que hace pensar mucho en las cosas importantes de la vida, y que nos recuerda que debemos aprovechar nuestro tiempo cuando todavía disponemos de él.
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