Retroreseña: EL SEÑOR DE LOS ANILLOS - LA COMUNIDAD DEL ANILLO (The Lord of the Rings - The fellowship of the Ring, 2001)
Comenzamos esta serie de retroreseñas de la mejor manera imaginable, con una obra maestra de película basada en una obra maestra de la literatura. Pocos imaginábamos a finales del siglo XX, cuando saltó la noticia de que se iba a realizar una trilogía de películas basadas en el universo de Tolkien, que el resultado sería tan maravilloso. Si ya los ávidos lectores de la mitología de la Tierra Media con sus elfos, orcos, hobbits y dragones, nos temíamos un atentado contra la magna obra literaria, que su director y principal promotor fuera a ser un relativamente desconocido neozelandés llamado Peter Jackson que venía del mundo de las producciones de serie B, y cuyo último trabajo había sido Agárrame esos fantasmas, hizo saltar todas las alarmas. Poco faltó para que hordas de frikardos se manifestaran por las principales ciudades del mundo para evitar tamaña afrenta.
Pero todos ellos fueron engañados, pues Peter Jackson era el más frikardo entre los frikardos. El trabajo, tesón, pasión, visión, y dirección que llevó a cabo demostró ser una carta de amor que hubiéramos suscrito cualquiera de nosotros. Ya la imaginería, la fotografía, las primeras imágenes del rodaje, el reparto seleccionado... todo apuntaba a una gran y cuidada producción que hizo levantar la ceja a la mayoría de portadores de la pancarta, y dejarla apoyada junto a la puerta, "no vaya a ser que no esté tan mal".
Así, llegamos al 19 de diciembre de 2001, el día del estreno mundial de la primera parte de la trilogía. En mi caso fue el viernes 21 (yo siempre iba a los estrenos los viernes), durante aquella semana millones de personas por todo el mundo fueron espectadores de la encarnación en pantalla de la mítica obra de Tolkien, ya no había vuelta atrás.
Comencemos pues con la reseña cinematográfica (por supuesto, si no has leído la obra de Tolkien, algo que ya de por sí es imperdonable, y/o no has visto la trilogía de Peter Jackson, lo cual rozaría ya el crimen contra la humanidad, es preferible que no continúes leyendo la reseña pues es "destripe" puro).
Avisado estás, así que...
El comienzo
La película arranca con un breve relato de una sugerente voz femenina en off (luego nos enteraremos de que es la voz de Galadriel, interpretada maravillosamente por una genial Cate Blanchett) en la que se narra de forma resumida la historia del anillo único. Con unas espectaculares tomas de la batalla en las lomas del Monte del Destino, donde la última gran alianza de hombres y elfos acabaron con el todopoderoso Sauron e Isildur se hacía con el preciado anillo, en apenas cuatro minutos se resume magistralmente tres mil años de historia, decenas de libros de Tolkien y se crea un "lore" descomunal. A mi juicio, ya solo esta breve entradilla debe ser incluida entre las obras maestras del guion y la adaptación cinematográfica, de la mano de Fran Walsh y Philippa Boyens junto con el propio Jackson.
Tras la introducción, la historia comienza en Hobbiton en la casa del viejo Bilbo Bolsón, interpretado por Ian Holm, que se dispone a celebrar su centésimo décimo primer cumpleaños. Bilbo se encuentra escribiendo las memorias de su aventurilla acaecida unos años antes, en la que se topó con Gollum (luego vamos con él) y se hizo con el anillo único.
El mítico "agujero en el suelo" hobbit bajo la colina que nos presenta Jackson ya nos hace salivar, ni en las mejores predicciones habíamos imaginado el cuidadoso detalle, mimo y amor que se muestra en cada centímetro cuadrado del decorado. Desde luego, al menos en mi caso, prefiero mil veces su versión que la que tenía yo en mente tras leerme los libros de Tolkien (y lo mismo va a pasar con prácticamente toda la imaginería que pone en escena el genial neozelandés, sinceramente).
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Bilbo buscando algo en su preciosa casa |
Con un gracioso y entrañable repaso a las bondades de la raza hobbit, la historia se acerca entonces a Frodo, que se encuentra leyendo apaciblemente en un paradisiaco paisaje. ¡Ay, mi querido Elijah Wood! Si hubieras sabido lo que iba a suponer encarnar al heroico mediano, quién sabe si no habrías renunciado al agridulce papel que te dejaría encasillado y medio amargado para la eternidad. Para mí, Wood hace un trabajo sobresaliente. Hay quien critica su papel tildándolo de histriónico, de sobreactuar, de parecer "lelo", cargante, irritante... está claro que no es de los personajes más queridos de la obra de Jackson, pero en mi opinión resuelve muy bien la difícil tarea que tenía por delante. Frodo Bolsón es un "antihéroe" en toda regla, con su limitada capacidad tratará de cumplir su difícil misión y sabe que es prácticamente imposible que pueda llevarla a cabo. Sin embargo, será su único "superpoder", su inocente bondad, el que finalmente hará que no solo CASI consiga lograrlo, sino que realmente ningún otro personaje habría podido casi lograrlo como él. Y es que el anillo tratará de consumirlo y de llevarlo al "lado oscuro", como antes hizo con otros, y aunque lo consigue en el último segundo, la gran fortaleza y pureza de Frodo hará que, cuando por fin lo consiga, sea demasiado tarde, y el destino del anillo y del portador que más tiempo lo tuvo se verá sellado en ese momento. Creo que es muy difícil representar ese personaje tan inocente y tan "mediano", y creo que Wood hace una magnífica interpretación y le sabe dar una personalidad muy en línea con lo que, al menos por mi parte, entendí de la obra escrita. Me gusta pensar que sería del agrado del mismísimo J.R.R Tolkien.
Así pues, habíamos dejado a Frodo leyendo apaciblemente, cuando por el camino aparece el viejo Gandalf. No concibo ningún otro actor en la faz de la Tierra más apropiado para encarnar al viejo barbagrís que Ian McKellen. ¡Qué ojo, Peter! desde el primer segundo en que aparece en pantalla montado en su carro camino de Hobbiton, McKellen personifica a la perfección todo lo que significa el istari: sabiduría, cordura, bondad, cercanía, poder, compañerismo, guía.
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Gandalf aguantando la turra de Frodo |
Tras la llegada de Gandalf, aparentemente para celebrar el cumpleaños de su viejo amigo Bilbo, la historia prosigue y son presentados el resto de hobbits que acompañarán a Frodo durante su peregrinaje: Sam Gamyi (Sean Astin), Peregrin Tuk- Pippin (Billy Boyd) y Meriadoc Brandigamo - Merry (Dominic Monaghan). De nuevo todo un acierto del equipo encargado del casting para la producción, cada uno de los medianos tiene una fuerte personalidad característica, y me resulta muy difícil imaginar unos personajes mejores que la versión interpretada por estos tres actores.
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Los cuatro hobbits de la Comarca, listos para darlo todo. De izquierda a derecha: Sam, Merry, Frodo y Pippin. |
Tras un memorable fin de fiesta de cumpleaños, y tras una suculenta escena (añadida en la versión extendida) que muestra los devaneos del mago en busca de información sobre lo que sospecha que no es un anillo normal, a Gandalf le queda claro que el anillo debe salir de la Comarca, pues unas fuerzas oscuras lo están buscando y parece que han logrado dar con su paradero actual. Gandalf sale a investigar más dejando a Frodo (y a sus acompañantes) con la promesa de encontrarse en la cercana población humana de Bree.
Comienza el viaje
Ya de partida la misión tiene todas las papeletas de fracasar estrepitosamente. La primera parte del viaje de Frodo consiste "tan solo" en llegar al pueblo de al lado, donde supuestamente Gandalf se reunirá con los hobbits en la posada "El pony pisador". Sin embargo cuando llegan allí, el mago no está. Perdidos y desorientados, los cuatro viajeros medianos se meten en el primer lío al descubrir el apellido de Frodo, que es la única pista que tienen los malvados seguidores de Sauron. Por fortuna, un montaraz oscuro y siniestro que se encuentra vigilante en la misma posada consigue salvarlos de los espeluznantes Nazgul, espectros de antiguos reyes humanos esclavizados al poder del anillo. Interpretado por un descomunal Viggo Mortensen, el montaraz Trancos, que pronto se desvela como Aragorn, heredero de Isildur (el rey humano que consiguió el anillo en la ancestral batalla), se convierte en el guía suplente de los viajeros, en ausencia de Gandalf, quien había acudido a pedir ayuda a su maestro Saruman "el Blanco" (interpretado por un genial Christopher Lee), otro istari -hay cuatro en la Tierra Media- el cual le traiciona pasándose al lado oscuro y reteniendo a Gandalf en lo más alto de su torre de Isengard.
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Gandalf dando un paseíto con Saruman, menudo chasco se va a llevar... |
A estas alturas de la película, por los decorados, la fotografía, las interpretaciones, los efectos especiales, el guion adaptado, la música, los efectos de sonido... TODO apunta ya a obra maestra. Con un gusto exquisito y un respeto atroz por la obra original, ya nos damos cuenta con la primera hora de película que las tres horas y media que dura la versión extendida se nos va a hacer muy corta.
En las escenas del cautiverio de Gandalf se muestran las primeras hordas de trasgos y orcos, espeluznantes versiones de esos seres aberrantes que, una vez más, superan en mi opinión el imaginario que existía hasta el momento basada sobre todo en las ilustraciones de los juegos de rol y de la película de animación de 1978, muy valorada por los fans de la obra de Tolkien.
Prosiguiendo con la historia, a pesar de la ayuda y la guía de Trancos, los hobbits son atacados por cinco Nazgul y no pueden evitar que Frodo sea herido en el hombro con un arma que le convertirá en un espectro, a menos que puedan llegar a tiempo a la tierra élfica de Rivendel para ser curado. La princesa élfica Arwen (interpretada por una preciosa Liv Tyler), enamorada de Trancos/Aragorn, llega en su ayuda y consigue llevar a Frodo hasta su ciudad escondida, combatiendo y consiguiendo derrotar por el camino nada menos que a los nueve Nazgul juntos. Frodo consigue sobrevivir gracias a las artes mágicas del rey élfico Elrond, interpretado por Hugo Weaver, y despierta bañado en la beatífica luz de la mitológica y escondida ciudad de los elfos en la Tierra Media, portando aún el anillo que, por muy poco, no consiguió su objetivo de volver con el Señor Oscuro.
Rivendel y el Concilio del Anillo
En Rivendel se dan cita todas las razas libres de la Tierra Media, para celebrar un concilio en el que se decidirá el destino del anillo único que ha sido encontrado.
El resto de protagonistas principales de esta primera película de la trilogía aparecen aquí, con Sean Bean como Boromir, el capitán de Gondor, Orlando Bloom como Legolas y John Rhys-Davies como el enano Gimli. Qué decir de estos personajes, de nuevo representan muy acertadamente a los compañeros de Frodo en esta aventura, saben imprimir a sus personajes los rasgos más característicos de sus respectivas razas, se nota la mano firme de Jackson detrás de cada plano, de cada frase, de cada gesto, todo perfectamente alineado con el trasfondo y el "lore" que se respira en los libros de Tolkien.
Boromir, orgulloso como todos los hombres, valiente, pero oprimido con la desazón de ver la decadencia de su antaño glorioso reino, inquietante, tentado por el poder del anillo. Legolas, ágil, liviano, muy inteligente, un guerrero sobresaliente pero justo y comedido. Y Gimli, cabezón, cascarrabias pero bonachón en el fondo. Esos dos nos harán pasar algunos de los momentos más divertidos de la trilogía (tanto en los libros como en las películas).
El concilio tiene lugar pues, y desde el principio cada raza tiene su propia opinión y pronto (con la ayudita del maligno anillo omnipresente) empieza a calentarse el asunto y a discutir con fiereza. Los hombres quieren hacerse cargo del anillo pensando que podrán aprovechar su poder, los elfos intentan hacerles ver que nadie puede doblegar el poder del anillo y que lo único que conseguirán es convertirse y atraer el mal, los enanos en medio quitando la razón a unos y otros, ninguno de ellos quiere ofrecerse como líder de la misión suicida de llevar el anillo hasta el Monte del Destino para destruirlo... así con todo Frodo cae en la cuenta de que el único portador viable, por ridícula que parezca la idea, es él mismo.
Así pues, por azares del destino, a Frodo le tocar cargar (nunca mejor dicho) con el anillo, en una misión suicida que nadie quiere (ni puede) realizar en su lugar. Por fortuna Frodo contará con la ayuda de todas las razas libres de la Tierra Media, personificadas en una serie de acompañantes que conformarán "La comunidad del Anillo", cuatro hobbits de la Comarca, un mago, un enano, un elfo y dos humanos, nueve integrantes cuyos destinos quedan entrelazados en una aventura única y que tendrán muy distintos desenlaces para cada uno de ellos.
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Elrond despidiendo a la recién formada Comunidad del Anillo, a las puertas de Rivendel. Mordor queda a mano izquierda. |
Las minas de Moria
Los aventureros pronto se darán cuenta de que oscuras fuerzas traman contra ellos, y nada más abandonar las idílicas tierras élficas empiezan a verse acosados y espiados por enviados de Mordor. Tras intentar pasar por las cimas nevadas de las montañas, se ven obligados a volver debido al inmenso poder de Saruman, y toman la decisión de atravesar las montañas por debajo, por el reino enano de Moria.
Allí, tras una complicada prueba para acceder a las minas por una entrada secreta, caerán en una trampa pues el antaño poderoso reino enano fue asaltado y conquistado por hordas de trasgos, orcos y otros bichos peores. Se verán obligados a combatir para tratar de escapar, y aquí es donde tiene lugar la primera gran escena de lucha que acabará por caracterizar las tres entregas. Con un ritmo frenético, una coreografía intensa y un sonido espectacular nos veremos inmersos en una trepidante batalla del bien contra el mal. Por desgracia, en el último momento, el mago cae abatido por un enemigo "que supera a todos". La escena de la pérdida de Gandalf es otro ejemplo de la belleza de la adaptación de la obra escrita, esa angustia una vez fuera de las minas con la congoja de la pérdida de su guía y mentor, con Aragorn arengando a los pequeños hobbits para que no pierdan tiempo y Boromir (nada menos) pidiéndole que les de un momento "por piedad"... Uf....
En este tramo de la película destaca especialmente el tema de los decorados. Aunque el CGI no es tan espectacular como el moderno (recordemos que corría el año 2001), cumple con su cometido. El Salón de las columnas, Mazarbul, aparece en toda su majestuosidad, empequeñeciéndolo todo. Cuando aparecen las hordas de orcos, trasgos y el balrog, el software cumple su misión aunque se nota algo forzado el movimiento de los personajes. En la segunda película de la trilogía sin embargo podremos comprobar durante la batalla del Abismo de Helm cómo funciona espectacularmente, en mi opinión poco podría mejorarse a día de hoy.
Lothlorien y el espejo de Galadriel
La ya medrada Compañía del anillo pone rumbo al reino escondido de los elfos de Lothlorien, donde pedirán ayuda a los primeros nacidos más poderosos que permanecen aún en la Tierra Media: Celeborn y su esposa la Dama Galadriel. Allí son recibidos y Frodo se encontrará a solas con Galadriel quien le permitirá mirar en su espejo mítico, un pedestal que llena con agua y que muestra a aquel que lo observa imágenes de cosas que han sido, cosas que son y algunas que podrían llegar a ser. Frodo ve unas terribles imágenes de la Comarca en llamas, su buen amigo Sam preso de unos terribles orcos que le están fundiendo a latigazos. La dama élfica advierte a Frodo que eso es lo que pasaría si falla en su misión de destruir el anillo único. No pressure my friend.
El diálogo que tiene lugar entre Galadriel y Frodo tras mirar en su espejo, telepático, es otro momentazo que nos regala Jackson y su equipo de guionistas. Con Blanchett actuando solo con su mirada y su voz en off (magistral), la primera nacida supera entonces la prueba largamente anunciada, cuando el portador del anillo se lo ofrece libremente y sin reservas. Galadriel consigue rechazarlo con gran fuerza de voluntad, y el destino de Frodo queda sellado, ya no hay marcha atrás.
Al día siguiente, la compañía parte en unas barcas élficas, y cada uno recibe un presente de la Dama Galadriel, un preciado regalo que servirá fielmente a su dueño y que resultará determinante para la misión, y es que los pequeños detalles también cuentan. Excepto los tres pelos de su rubia cabellera que le regala a Gimli, bueno, a saber para qué los usará...
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Lo que haga con los pelos es asunto mío, ¿vale? |
Los Saltos de Rauros
En el tramo final de esta primera película, los aventureros navegan por el río Anduin hasta la enorme catarata que se conoce como los Saltos de Rauros, con los Argonautas custodiando el paso, descomunales esculturas a ambos lados del río. Allí desembarcan para descansar, pero tiene lugar el acto que decidirá a Frodo a dar el paso que llevaba rondándole la cabeza desde hacía tiempo: Boromir vuelve a sucumbir al poder del anillo y trata de arrebatárselo. Haciendo uso de su poder, Frodo escapa del poseído capitán de Gondor, quien se arrepiente al ver lo que ha hecho, pero ya es tarde.
Los orcos de Saruman, una raza más fuerte capaz de soportar la luz del sol (al contrario que los orcos de Mordor), les alcanzan y ocurre una nueva batalla. Con un Legolas desatado ensartando orcos como Gildas, un Gimli dando hachazos a diestro y siniestro y un Aragorn peleando a espada y daga magistralmente (los combates durante toda la trilogía son espectaculares, sin florituras, exageraciones ni tiempos muertos o pausas innecesarias, otro acierto indiscutible de Jackson), incluso Merry y Pippin soltando tajos con sus cuchillos élficos, al final son superados. Boromir cae aunque consigue salvar su honra, y Merry y Pippin son secuestrados y llevados a Isengard, pensando que pueden llevar el anillo.
Frodo no se entera de nada de esto porque ha decidido seguir solo el viaje, viendo que cualquiera que esté cerca del anillo acaba siendo presa de su terrible poder. Sin embargo el bueno de Sam le persigue y se une en el último momento, y menos mal, porque como veremos en las próximas entregas, si no fuera por él nunca habrían conseguido llegar a las lomas del Monte del Destino...
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¿Ha pedido un Uber? Pero no le va a gustar el destino... |
Conclusiones
No se puede pedir más a una adaptación cinematográfica de un clásico. Quizá no todo el mundo esté de acuerdo con todas las decisiones tomadas en esta primera entrega, pero no cabe duda del esfuerzo, el respeto y el amor por la obra original con la que se rodó. No hay palabras de agradecimiento suficientes para Peter Jackson por ponerse al mando y llevar a cabo este proyecto.
El guion es un ejemplo de concisión y buen gusto, respetando las expresiones de Tolkien y toda su carga filológica. Toda la producción demuestra un profundo estudio y un vasto conocimiento de la mitología que creó el catedrático inglés.
Todo el reparto es un acierto, de principio a fin, y cada uno de los actores sabe interpretar su personaje en línea con todo el esfuerzo de la producción, y eso que nos queda el plato principal: Andy Serkins y su ya paradigmático Golllum, que aparecerá en la segunda entrega.
¿Qué nuevas aventuras y peligros depara a nuestros protagonistas en la segunda entrega, "Las dos torres"? En su momento tuvimos que esperar un año entero para poder seguir disfrutando de esta maravilla cinéfila. Así que si no la habéis visto aún ya sabéis, "¡Corred, insensatos!"
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